Buenos Aires, Argentina - Royal Philips (NYSE: PHG, AEX: PHIA), líder en tecnología para el cuidado de la salud, en el marco del Día Mundial del Corazón busca resaltar la importancia sobre el conocimiento de la población en el uso de los Desfibriladores Externos Automáticos (DEA) y la colocación de los mismos en espacios públicos para atender paros cardíacos repentinos.
Si bien COVID-19 sigue siendo una crisis de salud mundial, durante las etapas iniciales de la pandemia, con pocos estudios al respecto, se creía que el coronavirus causaba síntomas netamente respiratorios. Sin embargo, a medida que el número de pacientes aumentó, se observó que la enfermedad cardiovascular tenía un papel fundamental en el desarrollo y pronóstico de la infección. Los factores de riesgo más importantes relacionados con la mortalidad son la edad y la presencia de comorbilidades, especialmente de tipo cardiovascular. Los pacientes con COVID-19 tienen un aumento en el riesgo de infarto agudo de miocardio, miocarditis, insuficiencia cardiaca, choque, arritmias y muerte súbita, en relación con la respuesta sistémica al virus y los tratamientos necesarios en la fase aguda.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cada año mueren más personas por enfermedades cardiovasculares (ECV) que por cualquier otra causa; además, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que en 2030 casi 23.6 millones de personas morirán al año por alguna enfermedad cardiovascular, principalmente por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. A nivel nacional, de acuerdo a la Sociedad Argentina de Cardiología, en 2017 fallecieron más de 97.000 personas por afecciones cardiovasculares, liderando el ranking del total de las causas de muerte con 28.5%. Así, la enfermedad cardiovascular es la responsable de la mayor cantidad de muertes prematuras en el país, tanto en hombres como mujeres.
Tener acceso a DEAs para crear espacios cardioprotegidos es una necesidad a nivel mundial y afortunadamente cada vez más países adoptan leyes y toman medidas al respecto. En Latinoamérica, en algunos países ya se cuenta con reglamentaciones pertinentes.
En Argentina, de hecho, contar con estos dispositivos es una obligación, según contempla la ley 27159 sancionada en 2015 pero que no ha sido reglamentada por el Poder Ejecutivo. En 2019, se presentó un proyecto de resolución para reglamentarla (el objeto de la norma es regular un sistema de prevención integral de eventos por muerte súbita en espacios públicos y privados de acceso público), pero no tuvo tratamiento legislativo. La reglamentación de esta ley posibilitaría aplicar una herramienta preventiva de salud pública a nivel nacional.
Sin embargo, hay dos casos de provincias que han reglamentado sus propias normas en relación a los desfibriladores. En la Ciudad Autónoma de Buenos, de acuerdo a la ley 4077, votada en 2011 y promulgada en enero de 2012, indica que es obligatorio contar con desfibriladores en aquellos "lugares públicos y privados de concurrencia masiva, o de alto riesgo". En 2014 la ley fue complementada por la número 5053, que establece un financiamiento para los clubes de barrio inscriptos en el Registro Único de Instituciones Deportivas de la Ciudad. La otra provincia que estableció su propia norma fue San Luis que, con la ley III-0901, sancionada en 2014, obliga a que en cada edificio público se incluyan desfibriladores externos automáticos (DEA), como medida preventiva para dar los primeros auxilios a quienes pueden padecer un episodio cardíaco.
“Contar con un desfibrilador en espacio públicos, sobre todo aquellos con mayor concentración de personas, se hace cada vez más que necesario, pues su uso marca la diferencia en la supervivencia de una persona en situación de accidente cardiovascular”, comentó Idriss Issulahi de Philips Business Marketing Manager de Monitoring Analytics and Therapeutic Care LATAM. “Con las restricciones de movilidad que existen en diferentes países, por motivos de cuarentena, se hace aún más relevante la presencia de estos equipos en comunidades cerradas, áreas sociales y deportivas, y complejos de departamentos, por ejemplo” agregó.
“Como compañía líder y referencia global en cardiología con más de 55 años de experiencia en desfibrilación, hemos desarrollado desfibriladores que permiten a personas con poco o ninguna formación clínica actuar en situaciones donde cada minuto cuenta, gracias a un interface intuitiva y las instrucciones de voz que recibe del equipo durante la emergencia”, señaló Idriss Issulahi.
En Argentina, Philips ofrece los desfibriladores Hearstart HS1, que le permite a cualquier persona con poca o ninguna formación tratar la causa más común de paro cardíaco repentino (PCS) mediante la administración de una descarga de forma rápida y eficaz, dondequiera que ocurra. Los desfibriladores Philips proporcionan una guía en tiempo real a través de comandos de voz paso a paso que guían el usuario durante todo el procedimiento incluso en la ejecución de la reanimación cardiopulmonar (RCP) en adultos y niños.